Paco en busca de la Actitud perdida.
Justo en el mismo momento en que se coloreaban las nubes con un indescriptible color rosáceo que anunciaba lo que en breve supondría un nuevo amanecer, Paco, ensimismado en sus pensamientos, y de forma semiautomática, estacionó su coche frente a un pequeño cartel en el que se podía leer “RRHH”. Era uno de esos momentos místicos... De pronto, este momento (su momento) fue bruscamente interrumpido a través de una energética voz (casi alarido tipo berrea) que lo devolvió a la realidad al escuchar ante las puertas de una nueva jornada laboral: “¡¡¡Un pico y una pala “ome” ya!!!, ponle un pico y una pala a ese para que sepa lo que es doblarla y así se le acaban las tonterías…”.
Paco, ya fuera de su vehículo, se giró observando, con un descuidado lenguaje no verbal, una escena conformada por tres personas (dos peinaban canas y otro aparentemente nuevo) que debatían acaloradamente y que se dirigían a realizar unos trabajos en los accesos al parking. La escena cobraba algo de sentido para Paco, pues el más joven consultaba un móvil con una mano y con la otra portaba herramientas (como buen peón) a la vez que los otros dos (sin apenas chismes en sus manos) añadían a la conversación otros tópicos al uso tipo “cuando yo era joven…tralará, tralará…”.
Esta escena le supuso un primer “chispazo” matutino que concluiría en la ya consabida y compartida por muchos de sus compañeros, que la nueva generación (la denominada generación de cristal o generación Z) que estaba aterrizando en la organización, a través de los procesos de selección que Paco tenía encima de su mesa, “tenía la piel muy fina”, pues parecía que les costaba realizar trabajos que requirieran un esfuerzo, constancia e incluso hasta “presentismo” para obtener los “RESULTADOS QUE SE ESPERABAN POR TODOS”…
Con este halo pensativo, Paco, casi sin darse cuenta (otra vez) llegó a su primera parada realmente obligatoria antes de llegar a su despacho: la máquina del café situada en la sala de descanso. Mientras caían las últimas gotas de su café con leche con un puntito menos de azúcar (“hay que cuidarse”. - pensó) llegó a la misma parada su compañera habitual del primer cafecito mañanero, Verónica, con quien compartió tanto la escena presenciada como su reflexión socialmente aceptada.
- Pobrecito el chaval… yyy (continuó tras una consciente parada) esos RESULTADOS ESPERADOS que mencionas, ¿para quién o quienes lo son?. - Respondió Verónica.
- Pues… (replicó Paco tras una pequeña pausa…) pues para nosotros… ¡La gente normal!.
Inmediatamente, Verónica observó a Paco con aquella mirada crítica, constructiva y diferencial que tanto le atraía y que requería, cuasi diariamente, para conectarse al jornal en esos momentos mañaneros.
- Paco, que te he preguntado que quién o quienes son los que esperan obtener los resultados de esa denominada generación de cristal. Yyy... Ya que te pones…¿Quienes es la “gente normal”?.- inquirió Verónica.
Tímidamente, Paco amplió su respuesta con la fuerza que le daba los dos primeros sorbos de café…
- “Puesss ya tu sabes mi “amol” (con un tono más jocoso que buscaba complicidad)… Puesss… tú, Marcos, Jeromine, Manuel… Y quizás hasta un servidor… Los “más mejores”...Jeje. -Dijo rematándolo con una tímida mueca.
- “Ajá, ¡¡mira éste!!..Parece que todas estas personas “normales” que refieres son personas de mediana edad, con experiencia, con puestos con algo de responsabilidad… ¿No?... – respondió Verónica.- Paco, piensa que esas personas más jóvenes que criticamos se criaron en una realidad y un ambiente social distinto al de las personas que tu denominas NORMALES… Su normalidad es otra... Quizás ninguna de las dos generaciones puede ni debe definir la NORMALIDAD.
- “Maemia”...(pensó Paco) cómo viene de enchufada Verónica…
Justo en ese momento, Paco observó conscientemente su reloj y ambos se percataron de que el tiempo del café (su tiempo) había finalizado. Apresurándose a despedirse torpemente para quedar (sin quedar) a la mañana siguiente en el mismo lugar y hora, para quizás seguir con el mismo “dilema” u otra buena nueva.
Paco, de camino a su despacho de RRHH, se percató de que había conseguido justamente lo que buscaba en su cafecito mañanero, y esto era una vez más, el “enchufarse” en su día, y esta vez gracias tanto a la escena vivida esa misma mañana como a la habitual conversación cafetera matutina en la que le replicaron por su reflexión “socialmente aceptada”.
Por lo que Paco retomó su jornada con un claro objetivo y gracias al chispazo vivido esa misma mañana: el vencer y resolver, de una vez por todas, los procesos de reclutamiento y selección que estaban “encorsetados”, en los que se requería para ser cubiertos de un perfil júnior con una adecuada ACTITUD para el garantizar el desarrollo del mismo, es decir, el objetivo de PACO era la búsqueda de la ACTITUD perdida.
Paco, ensimismado con este objetivo, encontró el inicio de la solución: el problema podría ser que la persona “normal” que definió el concepto de la ACTITUD del perfil que buscaban podría estar influenciada por sus propias creencias, vivencias o actitudes adquiridas por su generación (la Generación X o los primeros Millenials), por lo que los puestos jamás iban a ser cubiertos, pues simplemente era IMPOSIBLE: la definición del perfil era errónea.
“Dura tarea tengo por delante (pensó). Tengo que volver a empezar este proceso desde la redefinición del perfil, es decir, volver a empezar de cero”.
Pronto llegó el tiempo del almuerzo, en el que otro hecho inédito, externo, ajeno y extraordinario ocurrió mientras Paco veía el noticiero en la TV de la sala de descanso. En el mismo, comprobó la fortísima MOTIVACIÓN demostrada por cientos de jóvenes (perfil requerido en esos procesos abiertos) que, ante una ENORME ADVERSIDAD a consecuencia de un desastre natural, y sin que nadie se lo pidiera, bajo unos recursos mínimos, salvo su ACTITUD, tomaron (literalmente) el pico y la pala, afanándose (voluntariamente y sin retribución alguna) para retirar barro, despejar calles, portar comida, ropa... Para AYUDAR A QUIEN ESTABA SUFRIENDO... Es decir, se hizo patente para todos que la generación de cristal (generación Z) dio una lección de HUMANIDAD y ACTITUD a las personas “normales”.
“WOW”, reflexionó Paco, “esta generación que nos sigue y que se requiere precisamente para los procesos de reclutamiento y selección que tenemos abiertos (y sin solución) tiene una ACTITUD envidiable ante esta tragedia REAL… y lo que parece, es que debe de ocurrir algo para sentirse suficientemente MOTIVADOS demostrar esta ACTITUD ejemplarizante para todos.
“Quizás trabajar en la organización GRANDES RETOS (Reales, Virtuales, o la mezcla de ambos, en los que se incluyan objetivos sociales / empresariales) en el que, a su vez, se sientan realizados PERSONAL y PROFESIONALMENTE dentro de un colectivo y/o sociedad pueda ser parte de la solución”… Esto suponía algo realmente paradójico para Paco, pues todos los estudios que había visto hasta ahora sobre esta generación sugerían que se debía de trabajar para su motivación en entornos virtuales e Inteligencia Artificial. Por lo que, “abría el melón” para trabajar con ellas en cuestiones o retos más “analógicos”, más humanistas, más de personas con personas en entornos reales.
Las personas mal llamadas “normales”, en las que se incluía Paco “estamos TREMENDAMENTE EQUIVOCADOS” (concluyó Paco), pues las generaciones venideras, las que dirijan el “cotarro” en un futuro próximo, seguirán siendo humanos y sociales, necesitando también de las relaciones sociales FÍSICAS (y VIRTUALES) como parte fundamental de sus vidas, completando así, la ya consabida pirámide de Maslow para su desarrollo como persona (personal y profesionalmente).
- “Sí, sí…Ya, ya, Paco, ¿y eso cómo se hace?... Se ve muy fácil….¿Pero cómo?” (Pensaría el lector)…
- “Pues no, no hay que comerse mucho la cabeza (te contestaría Paco)… Quizás con un ejemplo lo puedas solucionar en tu organización”.
El ejemplo: léase el re-descubrimiento de la “Cocina de la Abuela, de toda la vida”… las cocinas de grandes chefs que crean y evolucionan estas tendencias se les unen, a esos consabidos sabores de la abuela, la experiencia neuromarketiniana que juega con tus sentidos. Olor, tacto, vista, oído para generar la expectación y experiencia para el cliente. Hacen que ésta sea simplemente genial, superando ampliamente la REALIDAD a la FICCIÓN… Evidenciándose dicha ACTITUD contrastada con resultados y la MOTIVACIÓN de crear una gran experiencia sensitiva.
Así es como Paco encontró la ACTITUD PERDIDA, en primer lugar mediante la redefinición del perfil de los puestos adaptados a la realidad de la nueva generación y, en segundo lugar, desarrollando en su organización GRANDES RETOS (objetivables) junto con otras tendencias en RRHH… Todo ello para las nuevas incorporaciones en la organización obtengan los RESULTADOS ESPERADOS a través de la ACTITUD REQUERIDA y, de paso, favorecer el desarrollo del Plan de Sucesión.
Así pues, ¡¡Manos a la obra persona “normal”!!, coged el pico y la pala para adaptarnos a la nueva generación que está aterrizando en nuestra organización, pues a veces, las soluciones (o parte de estas) vienen solas, dejando tras de sí un reguero de aprendizaje y humildad que debes tomar para hacer crecer tanto a ti como a tu organización, pues quizás, lo aprendido con tu experiencia, o lo socialmente asumido hasta ahora, se ponga en entredicho.
Amunt València!!!.